La experiencia mallorquina de Jimi Hendrix

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Cada cierto tiempo Sandro Fantini suele reunirse con sus amigos de toda la vida. En sus charlas les gusta retrotraerse a los tiempos del primer boom turístico de las Islas Baleares. Corrían los años sesenta. Europa recibía el impulso de una fuerte expansión económica y sus ciudadanos estaban ávidos por disfrutar de sus vacaciones remuneradas tras las vacas flacas de la posguerra. España seguía siendo, a sus ojos, un país prendado de exotismo y este archipiélago les ofrecía todo lo que buscaban: sol, lugares de extraordinaria belleza y sobre todo diversión, mucha diversión, y todo ello a muy buen precio. Sandro formó parte de ese entramado dedicado al ocio. Durante años ejerció como subdirector de la discoteca Sgt. Peppers de Palma de Mallorca, un establecimiento inaugurado en 1968 y por cuyo escenario pasaron algunas de las figuras más destacadas del panorama musical del momento. El 15 de julio de ese mismo año sucedió allí algo que paso casi inadvertido y que a la postre sería el único concierto de Jimi Hendrix en tierras españolas.

La excitantes noches palmesanas

A finales de los sesenta se desató en Palma de Mallorca una batalla por ver qué sala de fiestas era capaz de llevarse el gato al agua. En las noches palmesanas reinaba la música de artistas tanto locales como de reconocido prestigio internacional. Fantini habla de una época dorada. De una etapa en la que era posible asistir a conciertos de Wilson Pickett, Ray Charles, Louis Armstrong, Rita Pavone, Marlene Dietrich, The Platters, Lionel Hampton, Tom Jones, The Hollies, Los Bravos, Z-66, Los Sírex o José Feliciano, por citar sólo algunos, sin necesidad de abandonar su ciudad. Los promotores de negocios como Tagomago, Tito’s o Barbarela, este último fundado en 1969, hicieron que esto fuese posible. «La lista de artistas era interminable. Cada semana estas salas competían por sorprender a sus clientes con las mejores actuaciones», subraya.

Jeffery, Sgt. Peppers y The Jimi Hendrix Experience

El periodista musical Tomeu Canyelles señala que en otoño de 1967 el empresario inglés Mike Jeffery y el bajista de The Animals, Chas Chandler, compraron un bajo en el edificio Neptuno, sito en la Plaza Mediterráneo, y allí proyectaron Sgt. Peppers, una discoteca pionera provista de una serie de innovaciones técnicas nunca antes vistas ni en la capital mallorquina ni en el resto del país. «Fue la primera discoteca como tal que hubo en España. A parte, de vez en cuando, contaba con actuaciones de músicos en directo», matiza Fantini. El local estaba dotado de luces estroboscópicas, de un avanzado sistema de sonido, de máquinas de humo y de una decoración realizada ex profeso por el diseñador Stuart Offord, encargado también de diseñar el logo del negocio, inspirado en el icónico cartel de Herbert Kitchener que animaba a los súbditos británicos a unirse al ejército durante la Primera Guerra Mundial.

La presencia de Mike Jeffery en el entramado turístico palmesano ya venía de atrás. En 1968 Miquel Vives era periodista musical del Diario Balear y conducía varios programas radiofónicos en la emisora Radio Popular. Vives comenta que el empresario «regentó tres salas de fiesta en Palma de Mallorca» y concreta: «La primera era Toltec, que más tarde pasó a llamarse Zhivago, y que estaba destinada a un público de entre treinta y cuarenta años de edad. La segunda Haima, cerca de Cala Major. Y la tercera, Sgt. Peppers, negocio que compartía con su socio, José María Forteza».

Se da la circunstancia de que Jeffery era el manager de The Jimi Hendrix Experience y de The Animals, entre otros grupos. Durante su última gira con The Animals en 1966, Chas Chandler tuvo la ocasión de ver a Hendrix tocar en el Cafe Wha? de Greenwich Village, en Nueva York. El bajista, que por aquel entonces ya había planeado abandonar su grupo para dedicarse al management y a la búsqueda de nuevos talentos, convenció al joven guitarrista de Seattle para que abandonase los EEUU y volase a Inglaterra. Jeffery fue crucial en su decisión. A partir de ese momento la carrera de Hendrix daría un gran salto. Pasó de estar a la sombra de músicos como Little Richard, Don Covay, The Isley Brothers o Curtis Knight para posicionarse el frente de un trío que se completó con el batería Mitch Mitchell y el bajista Noel Redding, ambos ingleses. «Jeffery fue capaz de atraer a Jimi Hendrix. Chas Chandler pasó a ser el productor de sus discos y Jeffery el representante de sus actuaciones en directo», explica Vives.

Expuestos estos antecedentes no resulta extraño que Jeffery gozase de gran repercusión en la vida cotidiana de Palma de Mallorca. Tanto él como The Animals solían disfrutar de largos periodos en las Islas Baleares. «En una ocasión, los Animals tocaron en una verbena en el paseo marítimo. En aquellos momentos Jeffery estaba moviendo cosas para abrir el Sgt. Peppers y ofreció una actuación de la banda y toda la recaudación para fines benéficos a cambio de que el Ayuntamiento fuese más flexible con las licencias. Eric Burdon y los suyos vivían como Dios aquí», subraya Vives.

El nombre de Jimi Hendrix comenzó a ser mencionado en Palma de Mallorca con motivo de la celebración de un macro festival que nunca llegó a ser. Canyelles afirma que algunos diarios locales anunciaron que su celebración tendría lugar en julio de 1968 y que tenía previsto reunir en un mismo cartel a The Jimi Hendrix Experience, The Byrds, Donovan, Scott McKenzie, The Tremeloes, Dave Dee, Dozy, Beaky, Mick & Tich, The Incredible String Band, Ella Fitzgerald, Charles Aznavour, Tom Jones, Ray Charles, Gilbert Becaud, Françoise Hardy y The Animals. Una simple ojeada a esta impresionante lista de artistas sirve para hacerse una idea del desbordado presupuesto que hubiese requerido su organización, así como de la gran disparidad de estilos que pretendía aunar. Canyelles sostiene que fueron las exigencias monetarias las que hicieron que sus organizadores, la productora Musical Festival Productions, se echasen atrás. Por su parte, Miquel Vives sostiene que todo fue fruto de una gran mentira. «El gran festival del que se hablaba fue un gran timo, un bulo», enfatiza.

En su biografía de Jimi Hendrix, el investigador Jordi Bianciotto comenta que a principios de junio de 1968 Mike Jeffery ofreció a Mitchell y a Redding unas «minivacaciones» en Mallorca justo después de que The Jimi Hendrix Experience apareciese en el show televisivo de Dusty Springfield, donde interpretaron junto a la cantante una versión de «Mocking Bird» -de la cual se conserva un nebuloso video grabado en 8 mm- y tocaron su éxito «Voodo Chile». El bajista y el batería aceptaron la invitación mientras que Hendrix viajó a Nueva York, donde protagonizó varias actuaciones informales. «Así, el 12 de junio de 1968, el batería y el bajista de The Jimi Hendrix Experience vuelan a Mallorca con la compañía de Neil Landon, Kathy Ecthingham, Angie Burdon y Gerry Stickells. Allí, y durante unos días, se dedican esencialmente a descansar, sin que hayan trascendido informaciones sobre posibles actividades musicales», puntualiza.

Noel Redding, Jimi Hendrix y Mitch Mitchell a las puertas de la discoteca Sgt. Peppers./ Imagen cedida por Sandro Fantini/ Joan Torrelló

 

A principios de julio de 1968 la discoteca Sgt. Peppers ya estaba lista para iniciar su andadura. «Cuando se terminó la decoración de la sala Sgt. Peppers los Z-66 comenzamos a tocar allí cada noche, como banda residente. Tocábamos a diario para los turistas», explica Lorenzo Santamaría, líder del conjunto mallorquín Z-66, cuya formación original había empezado a tocar temas instrumentales en 1966. «Tras una gira por Argelia regresaron a Mallorca y comenzaron a buscar un cantante. Yo era el vocalista de Los Bríos, actuábamos en la sala Whiskey a Gó-Go de Palma. Tras una de nuestras actuaciones me ofrecieron unirme a ellos. Me dijeron que así sería posible que actuásemos en la sala Toltec. Hice una prueba y pasé a ser el cantante de los Z-66», describe. Los Z-66 firmaron un contrato con Jeffery por el cual pasaban a estar a su disposición como teloneros de las bandas que representaba en sus giras. «Nuestro guitarrista Vicenç Caldentey conservaba el original. Tras su fallecimiento desconozco que ha podido ser de este contrato que nunca se llegó a materializar. Nos quedamos siempre en el Sgt. Peppers», precisa Santamaría.

Unas dos semanas después de que los Z-66 comenzasen a tocar a diario en el Sgt. Peppers, Jeffery decidió celebrar una inauguración oficiosa de su nuevo y flamante local con una actuación de The Jimi Hendrix Experience, que actuó gratis para su manager. Bianciotto afirma que el 14 de julio, días después de su actuación en el Woburn Music Festival de Bedshire, el trío debía tomar un avión en Londres con destino a Mallorca. «Jimi y Mitch pierden el vuelo y se unen a Noel – que viaja con Eric Barrett y Keith Altham- en la isla al día siguiente», comenta. Esta versión de los hechos contrasta con la aportada por Canyelles, el cual asegura que Redding y Mitchell llegaron juntos a Palma y que Hendrix haría lo propio en compañía de Jeffery el día 14. Por su parte Santamaría cuenta a este blog: «Noel Redding había llegado días antes que Hendrix. En esos momentos aún tocábamos en el Haima, local en el que nos hicimos las fotos de uno de nuestros singles. Noel se unió a nosotros en alguna jam como guitarrista en compañía de su amigo Neil Landon, del grupo The Flower Pot Men. Era muy bueno con este instrumento. Tocó con nosotros cada día». Del mismo modo, Joan Sardá habla también de estas jams sessions en la biografía de Hendrix editada por Charles R. Cross y afirma que Redding aprovechó esos días para volver a la guitarra en compañía de los músicos locales.

La experiencia mallorquina de Jimi Hendrix

El 15 de julio llegó el día programado por Jeffery para la puesta de largo de Sgt. Peppers. A las diez de la noche, como era habitual, la discoteca abrió sus puertas. The Jimi Hendrix Experience ya contaba con dos álbumes en el mercado, Are you experienced? y Axis: Bold as Love así como un tercero, Electric Ladyland, en camino. Era un revulsivo entre el público anglosajón y más aún desde su incendiaria aparición, con presentación a cargo de Brian Jones incluida, en el Monterey Pop Festival celebrado en junio de 1967. Sin embargo, en España, seguía siendo un ilustre desconocido para la mayoría de las personas. «El gran público no tenía ni idea de quién era», recalca Vives, que formó parte del escaso público español presente en el concierto. «Ahora todo el mundo dice que estuvo allí pero si fuera verdad el Sgt. Peppers se hubiese hundido. Siendo generoso, el aforo estaba al cincuenta por ciento. A lo sumo había cien personas, de los cuales cincuenta o sesenta eran marines. Da la casualidad de que esos días la flota estadounidense del Mediterráneo se encontraba de recalada en Palma de Mallorca. La otra mitad eran chavales pertenecientes a grupos locales que habían acudido a la actuación al coincidir ésta en el tiempo con su tanda de descanso en otros locales, algún inglés y algún español despistado», explica el veterano periodista. También se ha dicho que entre los asistentes se encontraba el futbolista George Best, todo un entusiasta de la fiesta palmesana. «No recuerdo con exactitud si él se encontraba allí esa noche. Era un habitual del Sgt. Peppers. Incluso formaba parte del equipo de fútbol de la discoteca que disputaba encuentros amistosos con otros equipos de otros locales de ocio», explica Fantini.

Todo estaba ya dispuesto para que diese comienzo el espectáculo. El escenario, de apenas unos cinco metros de ancho por tres de profundo estaba ocupado casi por completo por varios amplificadores Sound City y Marshall. Neil Landon se encaramó a él y pronunció unas palabras a modo de presentación antes de que a través de los altavoces comenzasen a sonar los primeros acordes de «Hey Joe». Jimi Hendrix pilló a todos por sorpresa con su arrolladora energía y sus manierismos a la guitarra. «Hizo un show espectacular. Nosotros estábamos alucinados, tocó la guitarra con los dientes, sacaba la lengua a las chicas», recuerda Santamaría. «Se subió al escenario en plan vacile. Nadie vio al auténtico y verdadero Hendrix. Salió a divertirse, a vacilar. Comenzó a hacer cosas raras con la guitarra, colocándola detrás del cogote o tocándola con los dientes. La actuación fue un desastre, no por la calidad de la música sino por el cachondeo», describe Vives. En un momento determinado de su actuación, hizo un gesto hacía el techo -de escayola y de muy baja altura- y lo atravesó con el mástil de su guitarra. «Aún dudo si fue a propósito o sin querer», se plantea Vives.

Jimi Hendrix en plena actuación en Sgt. Peppers./ Imagen cedida por Sandro Fantini/ Joan Torrelló

El repertorio estuvo compuesto por apenas seis canciones. A la ya citada «Hey Joe» se sumaron «The burning of the midnight lamp», «Purple haze», «The wind cries Mary» y «Wild thing». «Fue espectacular. Llamaba a su grupo The Experience y así era, una experiencia ver tocar a ese hombre», expresa Fantini. En la actuación también estuvo presente el dueño de la discoteca JJ de Madrid, que tenía previsto contratar a Hendrix para una actuación en la capital. «Al ver aquello se marchó sin contratarle. Se diría, «Este tío me viene al JJ y me hunden el local»», comenta entre risas Vives.

El único testimonio gráfico que se conserva del acontecimiento son las fotografías realizadas por el fotoperiodista Joan Torrelló. Santamaría siempre ha barajado la posibilidad de que la actuación hubiese sido grabada sin embargo se desconoce el paradero de las supuestas cintas. «Para montar el sonido de la sala habían venido dos americanos con unas melenas que les llegaban hasta el culo y colocaron un micro direccional sobre el escenario. Estoy seguro de que esa actuación se grabó pero desconozco que pasó con la cinta», manifiesta.

Hendrix, Mitchell y Redding dejaron un recuerdo imperecedero en los músicos locales. «En el sótano del Sgt. Peppers tenían baúles llenos de guitarras y de pedales. Resultaba un fuerte contraste con respecto a nuestro conjunto que sólo poseía la Telecaster de nuestro guitarrista, la cual estaba pagando a letras. Ellos le regalaron un pedal», explica Santamaría. Al día siguiente, los Z-66 retomaron su rutina de actuaciones en Sgt. Peppers. Jimi Hendrix acudió acompañado por Redding, Mitchell, sus técnicos de sonido y varias chicas. «Nos dijeron, «Está ahí en una mesa con dos o tres rubias», y al cabo de un rato subió al escenario con nosotros portando una pequeña guitarra que resultó ser una Gibson Les Paul. Nunca habíamos visto una. Tocó dos o tres blues con nosotros. Yo estaba acojonado, él lo improvisaba todo. Hablaba muy poco, lo justo para indicarnos el tono y poco más. Es una lástima, no conservamos ni una sola foto con él de esa noche», lamenta el cantante.

Jimi Hendrix acompañado de Redding, Mitchell y varios amigos en la discoteca Sgt. Peppers./ Imagen cedida por Sandro Fantini/ Joan Torrelló

The Jimi Hendrix Experience permaneció durante varios días en Mallorca después de que su actuación en Madrid, prevista para el día 16 de julio, fuese cancelada. Estuvieron hospedados en un chalet a las afueras de Palma donde, según los testigos visuales, no faltaron las chicas y las drogas. Miquel Vives dice: «Hendrix estuvo aquí en plan vegetativo. Para Jeffery era más barato tenerlo en Palma que en Inglaterra. Solían frecuentar la Plaza Gomila, donde había una decena de discotecas. Merodeaban por allí, eran desconocidos. Se han dicho muchas cosas al respecto. Cuando algo le gustaba se lanzaba directo a por ello. Salían de casa sin ruta planificada y sin prejuicios». Canyelles incluye entre las diferentes atracciones que tentaron al músico norteamericano las carreras de karts, corridas de toros con El Cordobés o tórridas sesiones de playa y marihuana. «Algunas de aquellas escenas fueron inmortalizadas en Super-8 por el propio Noel», recoge.

Durante su estancia, Noel Redding trabó una peculiar relación con Miquel Vives. «Era muy tímido y tuve una amistad un tanto rara con él. Yo conducía varios programas en la emisora Radio Popular, uno de ellos se emitía en directo por la tarde. Un día, el técnico de sonido, que se llamaba Bernardo, me avisó de que había en la recepción un chico llamado Noel. Le dije que pasara y al verlo me di cuenta de que era el de la Jimi Hendrix Experience. Le invité a sentarse a mi lado y se quedó mudo, sólo sonreía de vez en cuando mientras escuchaba la música. Al acabar el programa me dio la mano y se fue. En los días siguientes volvió todas las tardes y siempre hacía lo mismo. Cuando lo veían llegar decían, «Ha llegado el mudo». Después nunca más volvimos a tener contacto», comenta.

La aventura mallorquina de Hendrix tocó a su fin el 19 de julio. Nunca más volvería a pisar territorio balear. El 18 de septiembre de 1970 falleció en Londres con tan sólo veintisiete años de edad. En marzo de 1973 Mike Jeffery perdió la vida en un accidente de aviación acontecido sobre Nantes durante una huelga de controladores y en el que se vieron involucrados una aeronave de Iberia y otra de Spantax. Los pasajeros de la segunda lograron salvar la vida tras un aterrizaje de emergencia. Peor suerte corrieron los sesenta y uno del otro avión y sus siete tripulantes. Ninguno sobrevivió. La trágica muerte de Jeffery así como un cambio en los gustos del público marcó la decadencia de Sgt. Peppers, que en 1975 fue comprada por el empresario Bartomeu Cursach para reconvertirla en Alexandra, una sala dedicada a la música disco.

El temprano fallecimiento de Hendrix así como su fulgurante carrera musical le situaron en ese estatus tan sólo alcanzado por un puñado de artistas, a medio camino entre la categoría de icono y la etiqueta de genio. «Si no se hubiese muerto tan joven a lo mejor esa anécdota no hubiese sido tan importante», opina Santamaría. En 1970 el cantante abandonó los Z-66 para iniciar un periplo en solitario, que aún llega a nuestros días, en la canción melódica. Ahora, con la perspectiva que otorgan el paso del tiempo y la experiencia lamenta no haber registrado en un diario todas sus vivencias para recordar todos los detalles de una vida sobre los escenarios. A pesar de todo, la memoria pervive y los que tuvieron la ocasión de vivir tan histórico momento seguirán rememorando el día en que Hendrix incendió la noche mallorquina.«Somos veteranos rockeros. Me gusta decir veteranos en lugar de viejos porque los rockeros nunca mueren», concluye Fantini.

Agradecimientos a Lorenzo Santamaría, Miquel Vives y Sandro Fantini por su inestimable colaboración en la realización de este artículo.

Bibliografía

Libros

  • BIANCIOTTO, Jordi. «Jimi Hendrix«. Editado por La Máscara, 1997.
  • SARDÁ, Joan. «Room full of mirrors. Jimi Hendrix. La biografía«. Editado por CROSS, Charles R. Ma Non Troppo, 2007, pp. 333-334.

Internet

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