Gonzo: vida y hazañas del Dr. Hunter S. Thompson (y II)

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El nacimiento de Gonzo

En 1970 Hunter S. Thompson comenzó a colaborar con el ilustrador Ralph Steadman. Su primer trabajo fue un artículo titulado «El derby de Kentucky es decadente y depravado», publicado en la revista «Scanlan’s Monthly».

Steadman y Thompson formaban una perfecta simbiosis. Su trabajo en equipo supuso un cambio radical en el aspecto de los dibujos del ilustrador. Hasta ese momento, las ilustraciones de Steadman se caracterizaban por ser más convencionales. Thompson le abrió las puertas de la percepción y le introdujo en el consumo de la mescalina y otras sustancias alucinógenas. «Cuando Ralph conoció a Hunter no había consumido ningún tipo de alucinógeno. Tan sólo bebía», asegura Sondi Wright.

«El derby de Kentucky es decadente y depravado» ignora por completo al motivo principal del propio evento en si mismo: una carrera de caballos. Thompson y Steadman escrutan las gradas, analizan a sus personajes –señorasKentucky Derby de clase alta, corredores de apuesta, bebedores convulsos que pierden dinero a espuertas- y lo plasman en su trabajo, una crítica a la sociedad estadounidense más recalcitrante y rancia.

El periodista Bill Cardoso, editor de la revista «Sunday Magazine», alabó el artículo. A su juicio, se trataba de algo innovador. «Es puro gonzo», subrayó. En un principio, Thompson asumió que había fracasado en su cometido, pero un aluvión de felicitaciones le hicieron cambiar de opinión. «Recibí una avalancha de correos y llamadas diciendo que había hecho un gran descubrimiento en el periodismo. Bueno, Dios, si lo hice…como descubrimiento tenemos que llamarlo de algún modo. Y me gustó el término “gonzo”», afirmó Thompson.

Bienvenido a la fabulosa Las Vegas

«Miedo y asco en Las Vegas» (Fear and loathing in Las Vegas, 1972) es la obra que aportó más fama a Hunter S. Thompson. El germen del libro se halla en un viaje a la «Ciudad del Pecado» con el objeto de escribir un artículo para «Sports Illustrated» sobre la carrera de motos Mint 400. El periodista y escritor estaba acompañado por el abogado y activista del «Movimiento Marrón», Óscar Zeta Acosta. Ambos se habían conocido durante la investigación del asesinato del periodista mexicano Rubén Salazar.

Zeta Acosta y Thompson protagonizaron una juerga regada en alcohol y aderezada con un cocktail de sustancias psicotrópicas. Como resultado, el periodista entregó a «Sports Illustrated» un texto compuesto por sesenta folios en el que describía su orgía de drogas y sus experiencias en la ciudad y el desierto. Su artículo fue rechazado. Por el contrario, Jann Wenner, de Rolling Stone, consideró que se trataba de una pieza provista de un gran potencial y le ofertó convertirla en una publicación periódica que sería editada como libro en 1972. Hunter Oscar

Sus protagonistas, Raoul Duke y el Dr. Gonzo –alter ego de Thompson y Acosta, respectivamente- viajan a Las Vegas en busca del sueño americano. En 1968, Thompson señaló que la convención demócrata nacional de Chicago había supuesto el suicidio de toda esperanza. Sin embargo, en los casinos y luminosas avenidas de la ciudad de Nevada comprendió que allí se situaba en realidad la tumba de ese sueño. «Miedo y asco en Las Vegas» es el canto del cisne de una generación. El fin de una época que vivió narcotizada por el ácido su momento de máximo esplendor a mitad de los sesenta. Posicionado desde la distancia que marca el tiempo y el transcurso de los acontecimientos, Thompson certifica la defunción y opone al misticismo lisérgico propuesto por Timothy Leary un estado de alteración que roza la histeria.

Miedo y asco en la campaña presidencial

Hunter S. Thompson surfeaba la cresta de la ola. Se encontraba en el punto más dulce de su carrera y estaba ávido de nuevos encargos. En 1972 Jann Wenner le encomendó una misión digna de su altura: cubrir las campañas electorales de Richard Nixon y de su oponente, el demócrata George McGovern. El periodista Tim Crouse le acompañaría en esta aventura.

Thompson se estableció en Washington, donde era casi un absoluto desconocido. Esto le permitió pasar desapercibido. Desde los primeros compases manifestó abiertamente su apoyo a McGovern, un hombre que proponía el fin de las hostilidades en Vietnam, la igualdad de derechos para las mujeres y un recorte en el presupuesto de Defensa. Thompson inició una campaña de acoso a sus oponentes en las primarias, Hubert Humphrey y Edmund Muskie.

Thompson junto a McGovern

Nixon era el principal foco de los ataques de Thompson. Se habían conocido en 1968, durante la realización de un reportaje para la revista «Pageant». El agudo periodista había logrado colarse en el vehículo oficial del político a cambio de no realizar una sola pregunta que aludiese a la situación del país o a la guerra de Vietnam. Tan sólo hablaron de fútbol americano, pasión que ambos compartían.

Harto de limitarse a seguir el dictado de los políticos y de sus discursos prefabricados, Thompson inundó las páginas de Rolling Stone de artículos hilarantes y desprovistos de temor a la represalia. «A diferencia de otros corresponsales, yo podía permitirme quemar todos los puentes que dejaba atrás porque sólo estaría allí un año», reconoció. Su intención era echarle más leña al fuego. Elevar la temperatura de la campaña.

«Nixon representa todo lo que está mal en este país. Representa todo lo que me disgusta y debe ser eliminado», profirió. Bajo su mandato, se habían incrementado los bombardeos sobre Laos y Camboya. Como repulsa a esta maniobra militar, llevada a cabo con el objeto de destruir los santuarios del Ejército Norvietnamita y del Vietcong, los estudiantes de la universidad de Ken State (Ohio) protagonizaron una manifestación que fue disuelta por la Guardia Nacional, vertiéndose un saldo de cuatro muertos y nueve heridos de gravedad. «Él promovió un complot para atacarlos y hacer que los mataran», aseguró.

En medio de ese clima, McGovern se encontraba atrapado en medio de una tendencia ascendente. Quería ganar a toda costa las elecciones para acabar con la sangría de Vietnam. Un suceso inesperado minó sus pretensiones. A falta de dos semanas para la celebración de la convención demócrata de Miami, la prensa destapó que Eagleton, candidato a la vicepresidencia, padecía desórdenes mentales y que había sido tratado en tres ocasiones con electroshock. Los titulares comenzaron a supurar amarillismo y el incidente se tornó en unCampaña gran problema para la imagen de McGovern, que manifestó su intención de seguir apoyando a Eagleton aunque, al final, empujado por otros demócratas, decidió destituirlo y nombrar candidato al embajador de Francia, Shriver. La maniobra fue interpretada como un síntoma de debilidad y su credibilidad cayó por los suelos. Nixon había ganado la batalla. «Dios, ¿cuándo acabará? ¿Cuánto hay que rebajarse en este país para ser presidente?», se preguntó Thompson al final del proceso electoral.

«Miedo y asco en la campaña presidencial de 1972» (Fear and loathing on the campaign trail’ 72, 1973) recoge todos los artículos publicados por Thompson en Rolling Stone durante la carrera a la Casa Blanca. Frank Mankiewicz, estratega de campaña de McGovern dijo: «Es el recuento más correcto y más carente de datos de la campaña».

Fracaso en Zaire

En octubre de 1974 Hunter S. Thompson y Ralph Steadman fueron enviados por Rolling Stone a Zaire para ofrecer su particular visión del combate de boxeo que enfrentaría a Muhammad Ali y George Foreman. Leon Gast publicó en 1996 el afamado documental «When whe where kings» (íd, 1996) en el que recoge la historia de esta apasionante pelea.

Thompson idolatraba a Ali. Solía repetir con frecuencia que incluso eran parientes. Todas las previsiones apuntaban a que Ali iba a ser apisonado por Foreman. Mientras, Thompson se dedicaba a colocarse en Kinshasa. Tanto que la noche del 30 octubre, el escritor, puesto hasta el cuello, se negó a acudir a la velada. En su lugar, prefirió bajar a la piscina de su hotel, acompañado por una botella de whisky y sus cigarros. En el octavo asalto, Ali noqueaba a Foreman y recuperaba el título de campeón de los pesos pesados que había perdido tras negarse a alistarse en el ejército.

Hunter S. Thompson regresó a los EEUU sin material. El combate entre Ali y Foreman fue su primer gran fracaso como periodista. La relaciones con Rolling Stone comenzaron a ser tensas, en especial después de que Thompson fuese enviado a cubrir la caída de Saigon en abril de 1975. Una vez en Vietnam el periodista se percató de que Wenner había obviado contratar un seguro médico y tampoco le había provisto de financiación adicional por si las cosas se torcían más de la cuenta.

Sexo, drogas y rock ‘n’ roll

A mediados de los setenta, Hunter S. Thompson se había convertido en una suerte de estrella del rock ‘n’ roll. Había enlazado un éxito tras otro y todos se preguntaban hasta cuándo duraría su desbordante creatividad. En 1976 estaba previsto que cubriese la campaña electoral que enfrentaba a Jimmy Carter y a Gerald Ford, sin embargo Wenner retiró sin previo aviso el presupuesto destinado a la publicación de un nuevo libro.

Hunter pistola

Carter representaba para Hunter el último atisbo de esperanza en la clase política. Había tenido la oportunidad de asistir a su discurso en la universidad de Georgia en 1974. Allí había quedado encandilado por el político. Sus artículos serían decisivos para que el demócrata lograse llegar a la Casa Blanca.

La vida de Thompson se hacía añicos. Por su granja de Colorado desfilaba toda una corte de amigos, juerguistas y mujeres. En 1980 se separó de su esposa. Era victima de su propio personaje. El agotamiento había mermado su capacidad literaria y su vida al límite no suponía una ayuda. «Sabía que no era el escritor que quería ser», afirma Sondi Wright. Su amigo, el cantante Jimmy Buffet, acudió a su rescate y lo llevó consigo a su apartamento de Miami. En 1983 publicó su último libro, «La maldición de Lono» (The curse of Lono, 1983), reeditado en 2005 e ilustrado por Steadman.

Escribía artículos ocasionalmente y, a principios de los noventa, anunció que trabajaba en una nueva novela titulada «Polo es mi vida», que nunca fue publicada. En abril de 2003 contrajo matrimonio con su segunda esposa, Anita Thompson. Un año más tarde publicó en una revista su último artículo, un trabajo sobre la campaña electoral de John Kerry.

Epílogo

La idea del suicidio pululaba por la cabeza del escritor desde años atrás. Incluso había dejado claro cómo sería su funeral. En su testamento señaló que quería instalar en su propiedad de Woody Creek un inmenso obelisco de unos treinta metros de altura coronado por un puño de dos pulgares que sostiene un botón de peyote. Sus restos serían incinerados, depositados en un recipiente y lanzados a ciento cincuenta metros de altura para ser esparcidos por todo el valle. La noche del 20 de agosto de 2005 su sueño se hizo realidad. Esa velada, la áspera guitarra de Norman Greenbaum retumbó en el valle al ritmo de «Spirit in the sky» mientras las cenizas de Hunter S. Thompson se difuminaban en la inmensidad.

«When I die and the lay me to rest/ Gonna go to the place that’s the best/ When I lay me down to die/ Goin’s up to the spirit in the sky». (Norman Greenbaum)

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